miércoles, 29 de agosto de 2007

Umbral



Como sabéis, ha fallecido Francisco Umbral, escritor al que le tengo cierta afición, especialmente como articulista y, por encima de todo, como, permitidme la expresión, "fino estilista": admiro el estilo de Umbral, la precisión, la sensación de libertad. Es de los pocos que escribía como quería y no, como le pasa a la mayoría, como podía.
Como muestra, os dejo un fragmento, quizá el primero que le leí, hace años (al menos es el primero que recuerdo), y cuyo estilo ya me dejó impresionado. Es el principio de la novela "Las ninfas":

“La habitación era cuadrada, o rectangular, u oblonga, o quizás fuese oblongamente rectangular, oblongamente cuadrada, rectangularmente ovalada, elípticamente cuadrada, no sé, quién sabe. La habitación quizás, era cada día de una forma. Cada tarde, cada noche, cuando la lluvia azul de sus paredes descendía como un lento desangramiento atardecido, como una humedad del tiempo más que del aire, como un llanto de las cenefas o una respiración de los espejos. La habitación tenia una atmósfera azul, en todo caso, pero bien sabíamos que el revés de aquel azul era un sepia, un sepia quemado, un sepia de recuerdo, magnesio y olvido. Digamos que la voluntad de la habitación era azul, que la habitación tenia una voluntad de azul, o una voluntad azul, más sencillamente, pero de vez en cuando quedaba traicionada por el sepia, le salían del fondo de los armarios y de los cajones, y de debajo de las mesas y de las alfombras, y por detrás de los espejos y de los cuadros y de las fotografías, unos rebordes sepia, unas cenefas, unos zócalos tristes. Como una mujer que se viste de azul y de pronto sonríe y le vemos un diente de metal. El azul era nuestra fe en la vida y el sepia era la verdad de la vida, el color triste, el antiguo que se iría comiendo los azules, el fuego tibio y soso que va empalideciendo las cosas, pero todavía éramos lo suficientemente jóvenes como para no ver o no querer ver el sepia, como para dejar que nuestras almas nadasen en las aguas azules de la habitación azul. ...”

En fin, Umbral. Estés donde estés, en el Cielo o en el Infierno, estoy seguro, sí que te querrán para "hablar de tu libro".

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