miércoles, 10 de diciembre de 2008

¿Saber contar historias es malo?

En La Segunda de La Vanguardia del pasado sábado se comenta el libro "Storytelling..." de Christian Salmon, una de las novedades que parece que se están vendiendo en esta campaña navideña. En él se dice que el PSC va a regalar esta navidad dicho libro a sus cuadros y pinta el Storytelling como una especie de arma diabólica de marketing al servicio de las mentiras de los políticos. Nada más lejos de la realidad. El "storytelling", para empezar, no es ningún invento moderno; hay un libro de Antonio Núñez, "Será mejor que lo cuentes", cuyo título realmente sintetiza lo que es el llamado "storytelling": los mensajes llegan mejor si se cuentan como un relato. Es decir, no es más que usar una palabra acabada en -ing para dar nombre y poner de moda lo que la humanidad sabe desde tiempos inmemoriales, desde que el hombre se reúne alrededor de una hoguera para contar y escuchar historias. Porque en un relato el mensaje llega vinculado a emociones, a personajes, a vivencias... Por eso, especialmente en Estados Unidos, las grandes corporaciones y los políticos están contratando a escritores para que les ayuden a comunicar, para que escriban sus discursos, para que narren la "novela" de la marca o del personaje público que hay que ir contando para que el público lo entienda mejor. Porque los relatos, la literatura, sencillamente, funcionan: comunican. ¡Menudo descubrimiento! Ahora, que esto del "storytelling" sea una técnica diabólica para que los políticos nos mientan mejor... quizá sí, pero es simplificar y tergiversar un tanto demasiado, o sencillamente desconocer, ¿no?

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